Entelechy 5 por Tom Kirby, óleo y titáneo sobre lino
(https://fineartsantafe.com/tom-kirby-abstract-minimalist/#&gid=571b056f&pid=3)
Esta época del año es muy especial y se puede atisbar muy claramente la relación entre los planetas, las estrellas, los ciclos naturales de la tierra, el calendario y nuestros propios procesos internos simbólicos y arquetípicos.
Durante este último mes lunar, en el cuarto día de la luna creciente tras la pasada luna nueva en Purva Phalguni nakshatra (en Leo), se celebraba el día de aparición/nacimiento de Ganesh, conocido como Ganesh Chaturthi. En este período de tiempo, celebramos simbólicamente la energía arquetípica que impregna a Ganesh como aquel que deshace los obstáculos. En realidad, los obstáculos muchas veces comienzan en la mente, y por eso Ganesh tiene ese simbolismo de ser aquel que abre la puerta al discernimiento interior, esa deidad a la que su propio padre (Shiva) le cortó la cabeza y finalmente sustituyó con la cabeza de un elefante. Representa nuestra capacidad de adaptación a las circunstancias, nuestra capacidad de transformación y crecimiento a pesar de las dificultades. Toda esta quincena de luna creciente ha sido ideal para observar con atención y detenimiento nuestros patrones mentales que muchas veces son la causa y raíz de los obstáculos que encontramos en nuestros caminos. Incluso, puede que sean esos patrones mentales los que estén creando un camino de expectativas que en realidad no tiene nada que ver con el verdadero camino que nuestro corazón anhela.
Esta quincena de luna creciente (Shukla Paksha) culmina en esta luna llena en Purva Bhadrapada nakshatra (en Piscis), de la que hablaremos en unos momentos. Al terminar de observar nuestra mente y limpiarla de obstáculos internos, la quincena de Ganesh da lugar a lo que llamamos la quincena de los ancestros (Pitri Paksha) durante la quincena oscura/de la luna menguante (Krishna Paksha). Esta luna llena da comienzo al momento simbólico de mirar al pasado, y no sólo el nuestro, sino el de nuestros propios ancestros, de aquellos que han pasado antes por donde vamos a pasar todos, que han cruzado incluso el velo hacia el otro lado de la imaginación creativa eterna. Durante esta quincena, la energía arquetípica nos muestra una ventana por la que asomarnos a observar nuestros propios traumas internos, familiares y kármicos, con la mente ya en su lugar de discernimiento, asentada en uno mismo.
Pitri Paksha a su vez culmina con la siguiente luna nueva en Hasta nakshatra (en Virgo) que da lugar al comienzo de las Nueve Noches de la Diosa (Navaratri), donde tendremos la oportunidad de honrar a la Gran Madre que yace y subyace en Todo. De una manera u otra nos rendiremos a la inteligencia universal del cambio eterno, a la transformación interna que antecede a la transformación externa, y nos rendiremos a morir y renacer con unas nuevas cualidades que nos guiarán con la voz del palpitar individual en correlación con el Anima Mundi (alma del mundo).
Cómo todo ata con la ciclicidad de los procesos internos simbólicos es increíble. Ganesh, guardián del espacio liminal entre el aquí y el más allá, guardián de la gran Shakti, postrado ante su puerta y su poder, da a luz a la semilla del discernimiento interno, que nos muestra a la mente como protagonista de los obstáculos que se van anteponiendo a nuestros pasos. Al traspasar ese portal y aprender a ver con claridad cómo opera nuestra percepción interna, se abre un nuevo portal, Pitri Paksha, para observar cómo opera nuestra conexión con la memoria, el pasado y el trauma, a través de los patrones kármicos o familiares que hemos ido heredando consciente o inconscientemente de nuestros ancestros. Una vez el espejo está limpio, y sabemos “qué es mío y qué no lo es”, Ella aparece en toda su gloria, la gran Devi, para acabar en batalla con esos demonios internos que son muy sutiles, que viven en las sombras del inconsciente personal y colectivo, y que sólo pueden despertar, ser vistos e integrados, tras todos esos pasos anteriores que hemos tomado.
Astrológicamente este año tiene un añadido mágico, ya que la luna llena en Purva Bhadrapada (en Piscis) que da comienzo a Pitri Paksha será a su vez un eclipse lunar, y la siguiente luna nueva en Hasta (Virgo) que da comienzo a Navaratri será un eclipse solar. Los eclipses desde la mitología tienen que ver con el dragón/serpiente cortado en dos partes; Rahu, la cabeza sin cuerpo, y Ketu, el cuerpo sin cabeza, que quieren comerse a Sol y Luna como venganza por chivarse aquella vez a Vishnu de que la serpiente/dragón había tomado una gota del elixir inmortal (amrita/soma) durante la Gran Batida del Océano (Samudra Manthan). Fue demasiado tarde cuando Vishnu decide cortarle la cabeza con su disco, porque ya había tomado esa gota que le hizo inmortal, eso sí, ahora inmortal dividido y exiliado a los cielos como “planetas” sombra. En realidad, Rahu y Ketu son los puntos astronómicos donde se producen los eclipses; ese punto en el cielo donde se alinean en latitud y longitud Luna, Sol y Tierra para producir eclipses lunares y solares.
Los eclipses de luna se producen siempre en una luna llena, cuando la tierra se interpone entre el sol y la luna creando sombra sobre la superficie lunar. Los eclipses de sol se producen siempre durante una luna nueva cuando la luna se interpone entre la tierra y el sol cubriendo la luz del sol. Por supuesto, los eclipses sólo ocurren cuando se alinean en longitud y latitud todos estos elementos (tierra, sol y luna) y no se producen en todas las lunas nuevas ni llenas. Ese punto en el cielo donde se alinean es lo que llamamos los nodos lunares; nodo norte es Rahu, nodo sur es Ketu. A lo largo del año suele haber dos tandas de dos eclipses, cada 6 meses más o menos, uno lunar (luna llena) y uno solar (luna nueva), que hacen una media de 4 eclipses al año. Cada 18 meses, ese punto en el que se alinean la tierra, el sol y la luna cambia de signo/constelación. Las estrellas que vemos detrás van cambiando con el movimiento de nuestro sistema solar por el espacio. Rahu y Ketu, esos puntos de alineación, cambian por tanto de signo cada 18 meses, y en esos 18 meses los eclipses que producen se hacen bajo una misma “temática”. En este año, y en estos eclipses, el eje se produce entre los signos de Piscis y Virgo, que nos hablan sobre el servicio al mundo desde las aguas internas del océano primordial. Es el eje entre el más allá, y el más acá. Entre el instante presente y el infinito eterno. Entre la espiritualidad devocional y la espiritualidad cotidiana al servicio del mundo. Nos habla de la salud física, y de la salud de nuestra capacidad de imaginación. Nos habla de la tierra, y del océano.
Los eclipses suelen producir energías confusas ya que la luna, que representa nuestra mente, emociones, inconsciente, o el sol, que representa nuestra vitalidad e identidad, se ven ensombrecidos. No son el momento ideal para tomar decisiones importantes, pero sí son un momento ideal para mirarnos con honestidad. Para ir hacia adentro.
Comenzamos esta tanda de eclipses el día 17 o 18 de septiembre (depende de dónde te encuentres en el mundo) con una luna llena y eclipse lunar en la nakshatra de Purva Bhadrapada, dentro de los confines esta vez del signo de Piscis, aunque Purva Bhadrapada sea una de esas nakshatra puente que va desde el signo de Acuario al signo de Piscis. Por grados, esta vez, la luna se encontrará en el grado 1 de Piscis.
Purva Bhadrapada está formada por dos estrellas pertenecientes a la constelación Pegasus, el caballo alado; Alpha Pegasi (también llamada Merkab) y Beta Pegasi (también llamada Scheat). Es una nakshatra muy potente, regida por Aja Ekapada, una deidad que tiene asociación con Shiva como uno de los 11 Rudras, y también se le considera el vehículo (vahana) del dios Agni (fuego primordial). La Shakti o poder de esta nakshatra es Yajamana Udyamana Shakti que es aquella que ayuda a elevar el fuego espiritual. El simbolismo traza un mapa sobre el despertar del anhelo interno de sentirnos en libertad para elegir las pasiones e intenciones que movilizan nuestras acciones.
Esta nakshatra tiene varios símbolos asociados; una espada, un hombre con dos caras, o las patas delanteras de una cama/pira funeraria. La espada nos hace pensar simbólicamente en esa idea de cortar, de discernir, de liberarnos de aquello que nos pesa. El hombre con dos caras nos recuerda que todo tiene un significado diferente dependiendo de la perspectiva que tomemos, y también nos recuerda que a veces para poder avanzar con paso seguro hacia el futuro que queremos crear, debemos mirar e integrar primero el pasado. Y finalmente, las patas de una pira funeraria, que simbolizan una especie de final, atan perfectamente con la anterior luna nueva en Purva Phalguni cuyo símbolo era las dos patas de una cama matrimonial.
Aquí vemos cómo las estrellas trazan un significado simbólico de un camino en espiral, a veces un camino en dualidad que en realidad trabaja para abrir las puertas a una integración total del ser. En la luna nueva anterior la energía tenía que ver con uniones, y aquí la energía tiene que ver con separación, con rendirnos a la idea de morir en vida, de dejar ir, del desapego, de la transformación y la libertad que se encuentran en el vacío cuando no tenemos que seguir identificándonos con algo que ya no nos sirve, aunque duela desprenderse de ello porque ha sido parte de nosotros tanto tiempo.
Este eclipse nos habla de nuestra capacidad de morir simbólicamente, o al menos, de dejar morir algunas partes de nuestra personalidad para allanar el camino que quiere ir desvelándose ante nuestros ojos. Los eclipses son portales mágicos para trazar nuevos territorios que queramos ir a descubrir. Como si de un mapa del tesoro oculto se tratara, excavamos en las sombras hasta llegar a la cueva del corazón, donde nos espera la perla primordial de nuestro Ser. Allí, el susurro es sutil pero inequívoco; has venido aquí a ser Tú Mismo.
Nada más, ni nada menos.
Para ello, el camino estará lleno de dudas, para que podamos aprender a confiar en nuestra intuición y en nuestros instintos una y otra vez, y a confiar en la vida misma y su propia inteligencia. El camino estará lleno de obstáculos, para que aprendamos a discernir cómo percibir el mundo, y estará lleno de laberintos para que aprendamos a perdernos y volvernos a encontrar. Esta luna llena nos invita a aprender a morir para poder renacer desde un lugar mucho más en integridad con lo que nos pide el momento vital, interno y externo, en sintonía con la ciclicidad de la naturaleza.
Al igual que los árboles comienzan ahora poco a poco a cambiar su tonalidad y a deshacerse de sus hojas, con este cambio de estación que entra en el Hemisferio Norte (equinoccio de otoño alrededor del 22 de septiembre), la vida nos pide también a nosotros deshacernos de aquello que se está pudriendo. Necesitamos los nutrientes suficientes para sobrevivir el invierno, y renacer en primavera.
Dejemos que esta luna llena y eclipse lunar, este cambio de estación hacia el otoño anual, y esta ciclicidad cósmica del calendario estelar en sintonía con la naturaleza nos sirvan de guía y apoyo para los procesos internos que se abren de par en par, para las sombras que saldrán, para el pasado que vuelve para poderlo integrar. Dejemos que la vida nos guíe hacia un enraizamiento natural en el que podamos respirar en paz sabiendo que estamos en la espiral.
Para saber un poco más sobre la parte más técnica, astronómica y astrológica de esta luna llena y eclipse lunar en Purva Bhadrapada, dónde se encuentran los demás planetas y cómo puede todo eso afectarnos y guiarnos, puedes ver mi vídeo en mi canal de Youtube.
Muchas gracias siempre por leerme y estaré encantada de constestaros si os apetece escribirme o preguntarme cualquier cosa.
Feliz rendición y muerte simbólica consciente; feliz luna llena y eclipse lunar.
Danah
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